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| El Coronel Enrique Loret de Mola y Boza (1841-1915) // Colonel Enrique Loret de Mola Boza (1841-1915) |
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Nació en Puerto Príncipe el 25 de abril de 1841. Fueron sus padres Luis Loret de Mola y Batista y Mercedes Merced Boza y Miranda procedentes de antiguas familias principeñas de la media burguesía. Desde muy joven tuvo inquietudes políticas y poco a poco se convenció de que lo mejor para Cuba era su separación de España. De estudiante comenzó sus actividades revolucionarias. Conoce a Florinda Bueno e Iraola poco después de cumplir los veinte años con la que se casa a pesar de la oposición de los padres de la joven.
El nuevo matrimonio rechazó la ayuda de los progenitores de la novia y se fueron a vivir a una pequeña finca propiedad de los Loret de Mola y en ella criaron modestamente a sus primeros hijos.
El 4 de noviembre de 1868 Enrique fue parte del grupo de 76 patriotas camagüeyanos que se unieron a Salvador Cisneros Betancourt en las márgenes del río Las Clavellinas. Aunque en esa primera reunión se prodigaron los nombramientos de oficiales, Enrique no aceptó otro cargo que el de soldado. Estuvo a las órdenes del comandante Jerónimo Boza hasta el 12 de enero de 1869; después sirvió a las órdenes del Coronel Alejandro Loret de Mola y cuando fue ascendido a teniente pasó al mando del Coronel Manuel Agramonte y Porro. Se distinguió tanto en los combates de Altagracia, Yaguajay, Las Tunas y La Luz que Ignacio Agramonte lo nombró su ayudante, cargo que desempeñó hasta la muerte del Mayor.
En octubre de 1869 actuó tan valientemente en el combate de Bayatabo que fue nombrado capitán en marzo de 1870. Al año siguiente fue ascendido a comandante y tomó parte en numerosos combates, entre ellos el rescate de Sanguily con su medio hermano Elpidio Loret de Mola. En marzo de 1872 el General Agramonte lo ordenó organizar la Brigada del Este y bajo el mando de los coroneles Goyo Benítez y Luis M. Díaz se volvió a distinguir. En abril de 1872 vuelve a hacerse cargo de la plaza de Ayudante del Mayor y el 11 de mayo de 1873 formaba parte de la caballería que cargaba al machete contra los españoles cuando, sin ser visto por su tropa, cae herido de muerte el General Agramonte.
A pesar de la muerte del Bayardo, a los seis días volvía a combatir a las órdenes del teniente coronel Henry H. Reeves y después bajo el general Sanguily hasta que en julio de 1873 se lo lleva a su lado el General Máximo Gómez. El 27 de septiembre el General Gómez lo nombra jefe del Regimiento de Caballería Honorato. El 28 de febrero de 1876 en el combate de La Loma del Jíbaro en el que Máximo Gómez se enfrentó a 1200 españoles dirigidos por el capitán general Joaquín Jovellar, Loret de Mola, a la vanguardia de la caballería, tomó en la mano derecha la bandera de su regimiento y cargó al machete con tanto ímpetu que los obligó a retirarse y dejar en el campo más de 100 muertos. Así reportó la acción el Coronel González a Máximo Gómez: “Enemigo derrotado, héroe del día, el teniente coronel Enrique Mola”. Por este combate recibió el ascenso a coronel el 4 de marzo de 1876. El 20 de enero de 1877 fue nombrado jefe del Regimiento de Caballería Agramonte y el 15 de junio de ese mismo año Jefe de la Primera Brigada del Segundo cuerpo que mandaba el brigadier Goyo Benítez.
El 8 de febrero de 1878 formó parte de la junta que optó por la Paz del Zanjón y fue el encargado de conducir los restos del Ejército Libertador a Puerto Príncipe.
Durante sus diez años de vida militar sólo cogió dos meses de licencia por enfermedad en 1873 y a pesar de participar en muchísimos combates, nunca fue herido
Al concertarse la paz, fue a buscar a La Habana a su querida Florinda y a los cuatro hijos que había dejado pequeños y que ahora eran jóvenes estudiantes. Regresaron a Puerto Príncipe y comenzaron una vida nueva en la que tuvieron seis hijos más.
No pudo participar en la Guerra de Independencia por su delicado estado de salud, pero en la sala de su casa en Puerto Príncipe siempre ocupó un lugar prominente el retrato del Mayor General Ignacio Agramonte.
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He was born in Puerto Príncipe (former name of Camagüey) on April 25, 1841. His parents were Luis Loret de Mola Batista and Mercedes Boza Miranda, descendants of old Camagüeyan families from the bourgeoisie. Since very young he had political restlessness, and little by little he came to the realization that the best thing for Cuba was to become independent of Spain. While a teenage student, he began his revolutionary activities. He met Florinda Bueno Iraola in his early twenties and soon married her over the opposition of the young lady's parents.
The newlywed rejected the offer of help of the bride's parents and settled in a small farm which belonged to the Loret de Molas. There they raised their first few children.
On November 4, 1868 Enrique was part of the group of 76 Camagüeyan patriots who joined Salvador Cisneros Betancourt at the edge of the Las Clavellinas river. Although in that first reunion there were abundant appointments of officers, Enrique would only accept being a plain soldier. He fought under Major Jerónimo Boza until January 12, 1869; afterwards he served under Colonel Alejandro Loret de Mola. When Enrique was promoted to lieutenant, he served under Colonel Manuel Agramonte Porro. Enrique distinguished himself so much in the Altagracia, Yaguajay, Las Tunas and La Luz combats that Major General Ignacio Agramonte named him his aide-de-camp, a position which he held until the Major General's death.
On October of 1869 he performed with such bravery in the Bayatabo combat that in March of 1870 he was promoted to captain. The following year he was promoted to major and he took part in numerous combats, among them, with his half brother Elpidio Loret de Mola, in the famous rescue operation of General Sanguily. In March of 1872 General Agramonte ordered him to organize the East Brigade and under the command of Colonels Goyo Benítes and Luis M. Díaz he again distinguished himself in combat. On April of 1872 Enrique was called again to be aide-de-camp of General Agramonte. On May 11, 1873 Enrique was part of the cavalry attacking the Spaniards with machete in hand when, without being seen by his troops, General Agramonte dropped dead from his horse.
In spite of the death of "The Bayard" (The fearless and irreproachable gentleman), Enrique six days later fought again under Lieutenant Colonel Henry H. Reeves and later still under General Sanguily, until on July of 1873, General Máximo Gómez requested Enrique as an assistant. On September 27, General Gómez puts Loret de Mola in charge of Calvary Regiment Honorato. On February 28, 1876, in the Lomas del Jíbaro battle, in which General Gómez faced 1200 Spaniards led by Captain General Joaquín Jovellar, Loret de Mola, took his regiment's flag in his right hand and with a machete in his other hand led the cavalry charge with such vigor that he forced the enemy to flee leaving behind more than 100 dead soldiers. Thus Colonel Gónzález reported the deed to Máximo Gómez: "Enemy defeated, hero of the day, Lieutenant Colonel Enrique Mola." Because of this engagement, he was promoted to colonel on March 4, 1876. On January 20, 1877 Enrique was named Head of Calvary Regiment Agramonte and on June 15 of that same year, Head of the First Brigade of the Second Corps which was led by Brigadier Goyo Benítez.
On February 8, 1878, Loret de Mola was part of the junta which opted for the Zanjón Peace, and he was put in charge of leading the remains of the Liberating Army to Puerto Príncipe.
During his ten years of military life, Loret de Mola only asked in 1873 for two months of leave due to sickness, and in spite of participating in many battles, he was never wounded.
As peace took hold, he went to Havana to get his wife Florinda and the four children he had left almost as babies but who were now young students. They returned to Puerto Príncipe and began a new life in which they had six more children.
Due to his delicate health, Enrique Loret de Mola was not able to participate in the War of Independence. But in the living room of his home in the city of Puerto Príncipe, the portrait of Major General Ignacio Agramonte was always there for all to see.
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